martes, 28 de mayo de 2013

Invento Celia Sánchez Ramos: reconocimiento por córnea


La investigadora española, Celia Sánchez-Ramos, gana el Gran Premio Internacional de Invenciones de Ginebra

El invento de la doctora Sánchez-Ramos ha sido premiado por un jurado internacional, compuesto por 85 expertos, entre un millar de invenciones de los científicos de 45 países que concurrían a la Convención Internacional de Inventos de Ginebra.
La invención
Algunos de los objetos presentados en este salón internacional pueden parecer más propios de la ciencia ficción. Es el caso del reconocimiento por córnea creado por la doctora Celia Sánchez-Ramos, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y presidenta de Alta Eficacia Tecnología. Sin embargo, el método desarrollado por la doctora está llamado a ser una revolución dentro de la alta seguridad ya que provee un patrón único e intransferible para cada persona.
En este sentido, el invento desarrollado por Sánchez-Ramos, está avalado por una sólida investigación de la Universidad Complutense de Madrid y su aplicación efectiva podrá desarrollarse a través de la empresa spin-off Alta Eficacia Tecnología. De este modo, se logra el paso efectivo de la teoría, a las soluciones prácticas y a las aplicaciones reales para los ciudadanos.
El sistema de autenticación de personas, diseñado por Sánchez-Ramos, identifica los puntos diferenciales de los ojos de los individuos. Para ello fotografía varias veces la córnea de la persona cuya identidad se quiere comprobar. A continuación, se comparan un millar de puntos distintos con otra imagen que debería haber sido registrada anteriormente y se logra una autenticación de la más alta fiabilidad de la identidad de las personas.
El análisis de córnea mejora otras técnicas biométricas anteriores como la huella dactilar y el análisis del iris, ya que permite la observación de la cara interna de la córnea, no replicable. Además, en caso de cirugía ocular, con el procesamiento de una nueva imagen se garantizaría la correcta identificación del individuo.
El invento, por un lado es universal, es decir, se puede utilizar con todas las personas, ya que es una parte del ojo de acceso externo. Por otro lado, está basado en la individualidad, ya que evalúa la cara interior de la córnea, de imposible manipulación, a diferencia de lo que ocurre con el iris. Y, por último, es una técnica inocua, no invasiva y sin ningún efecto secundario.

El diseño inicial del sistema de autenticación, patentado por la Universidad Complutense de Madrid, fue creado para espacios de alta seguridad como acceso a áreas restringidas, a armamento, a instrumentos de precisión e incluso información confidencial.Estudios posteriores han permitido ampliar su aplicación a otros dispositivos de uso más habitual como en el control de acceso a oficinas, bancos u hoteles, ya que se podrá aplicar en ordenadores, móviles, cajeros electrónicos y otros dispensadores.

Luis Serrano Pubull

La biología sintética


Luis Serrano

La biología moderna está dominada por una sucesión de lo que en inglés denominamos buzzwords. Con la presión que existe para conseguir financiación basta con que se cree un término nuevo que sea lo suficiente atractivo para que innumerables grupos de investigación cambien su denominación. Esto pasó cuando este autor hacía su tesis y apareció la palabra biotecnología, y hemos visto otro caso más reciente con la biología de sistemas. En los últimos años ha aparecido otro término nuevo que es la biología sintética y de nuevo observamos cómo numerosos grupos se lanzan a ponerse el apellido.

¿Qué hay de verdad y de innovador en la biología sintética? Víctor de Lorenzo en su artículo define la biología sintética como la ingeniería racional de objetos biológicos (vivos o no) con la intencionalidad de crear funciones y propiedades no existentes como tal en la naturaleza, y explica muy bien cómo la biología sintética es, en cierta manera, una continuación de la biotecnología pero pertrechada de nuevas y poderosas herramientas a escala computacional y experimental.

Digamos que el interés en la biología sintética ha venido motivado por los grandes avances en las ómicas (por ejemplo, transcriptómica, metabolómica, proteómica, entre otras), así como de herramientas de simulación de sistemas biológicos (biología de sistemas). El argumento es que, si somos capaces de modelar un proceso biológico y predecir cómo este va a cambiar cuando lo perturbemos, deberíamos ser capaces de diseñar racionalmente un nuevo proceso y este se comportaría como predecimos. En este aspecto es interesante el artículo de Andrés Moya donde utilizando al inmortal Turing arguye que siempre habrá un elemento que no podemos controlar en un proceso de diseño y que, por tanto, diseñar células o seres vivos como un Airbus será imposible y siempre habrá un proceso de prueba y error.

Para poder hacer ingeniería de organismos, células o procesos biológicos necesitamos herramientas precisas, tema que se aborda en el artículo de Mark Isalan y Yolanda Schaerli. El desarrollo de proteínas modulares como los zinc fingers o más recientemente la proteína Tales, permite diseñar moléculas que reconocen una única secuencia en un genoma tan grande como el humano. La introducción de actividad DNasa en estas proteínas modulares permite hacer cortes específicos en el genoma y –mediante el aprovechamiento de la recombinación homóloga inducida por rotura de doble cadena del DNA– modificar o introducir nuevas secuencias de DNA en el genoma en un sitio preciso.

Por otro lado, estamos viviendo avances espectaculares en nuestra capacidad de síntesis de DNA de tal forma que ahora es posible sintetizar un genoma de una bacteria. Esto hace que por primera vez tengamos en nuestras manos la posibilidad de rediseñar procesos complejos, o hasta un genoma entero. El problema es que, si bien las técnicas han progresado enormemente, nuestro conocimiento de los seres vivos es insuficiente todavía para diseñar de novo procesos complejos. Evidentemente esta situación cambiará a largo plazo y no es difícil de pronosticar que en no muchos años seremos capaces de crear pequeñas bacterias o virus, que a más largo plazo serán organismos con mayor complejidad como mamíferos y, finalmente, el ser humano.

Todas estas posibilidades conllevan una serie de reflexiones acerca de la bioseguridad de estos organismos modificados, la posibilidad de que sean utilizados con fines de bioterrorismo y problemas éticos a mucho más largo plazo si un día alcanzamos a modificar el genoma humano de forma racional. Víctor de Lorenzo en su artículo discute el tema de la bioseguridad y nos ofrece un panorama tranquilizador.

Respecto a los problemas éticos, la sociedad debe debatirlos en profundidad. La discusión de si hay una ética absoluta o si la ética viene modulada por la sociedad en la que vivimos es un tema fascinante y que requeriría un artículo extenso. Lo que sí es cierto es que temas como el aborto se han modificado y cambiado dependiendo de la sociedad y del momento. Es importante decir que la ciencia básica del conocimiento en sí ni es mala ni es buena, son sus aplicaciones las que tienen un valor ético. Podríamos imaginarnos que dentro de 50 años se le plantee a una madre el dilema de que si hace ingeniería genética de sus oocitos se asegurará de que su hijo no tenga cáncer, por ejemplo, pero por otro lado estará creando una diferencia genética con otras familias en otros países que no se lo podrán permitir económicamente.

Como he mencionado, esta posibilidad es muy lejana todavía, y lo que veremos en los próximos años es un gran número de microorganismos modificados con fines de biorremediación, de salud, química blanca, etc. Por ello es importante que la sociedad esté informada de las posibilidades a largo plazo que la combinación de la biología de sistemas y de la biología sintética nos ofrecerán.


Luis Serrano
Profesor ICREA y miembro de EMBO
Director del Centro de Regulación Genómica (CRG), Barcelona

josé maría sánchez garcía


http://www.jmsg.es/


Los edificios espectáculo no le interesan. Con 34 años lleva cuatro al frente de un estudio muy prometedor y es el joven arquitecto español más premiado últimamente. Quiere tener los pies en el suelo.
Su estudio, en la calle de la Princesa de Madrid, es pequeño, pero se agranda con las vistas. No hay tabiques ni paredes: solo una fachada de cristal con vistas que sobrevuelan por entre las azoteas de la ciudad hasta dar con la silueta del Palacio Real y la Torre de Madrid. Entre cuatro mesas blancas largas y sillas plegables de Ikea, la media de edad de quienes trabajan allí no llega a los 30 años. Nadie lleva chaqueta. Los vaqueros parecen el uniforme oficial. Pero no son informales. Nadie levanta la vista del ordenador mientras su jefe habla de su pueblo, su novia o los años que pasó en Suecia.
entrevista publicada en el diario el país:

"Si el arquitecto aparece demasiado en su obra, esta tiende al desarraigo"

Es una falta de respeto pensar que se puede trabajar por amor al arte

"Si hay cambios políticos, los arquitectos somos siempre incómodos"
Es el arquitecto joven español más premiado y es más cauto que revolucionario. ¿Se debe ser prudente para llegar lejos? No sé si ser prudente es una virtud en arquitectura, pero sé que nos tomamos la profesión con mucho respeto. Dedicamos mucho tiempo a cada proyecto. Los planteamos desde el lugar donde se ubican y desde sus limitaciones. Eso nos lleva a trabajar con los pies en el suelo. Buscamos una arquitectura natural. Y siendo así puede parecer menos arriesgada.
¿En arquitectura no hay necesidad de cambiarlo todo para llegar lejos? Dar un pasito en la arquitectura, o en cualquier campo de la cultura, es muy difícil. Ante la sociedad tenemos la responsabilidad de ser críticos, de cuestionar lo que no funciona. Pero lo que proponemos debe funcionar también. Y creo que lo que se asienta en los lugares es lo más natural. Al final, el proyecto parte de la tierra y debe pertenecer a ese lugar. Cuando el arquitecto aparece demasiado en su obra, el edificio tiende a desarraigarse del lugar. Construimos nuestros proyectos para que se queden, no para anunciar que hemos llegado. La arquitectura con firma no me interesa.
¿Por qué no? ¿Por educación? ¿Por carácter? ¿Por decisión? Por una mezcla de todo. Lo que diferencia a un arquitecto de otro es la parte que tienen los arquitectos antes de serlo, las experiencias previas, que terminan definiendo tu trabajo.
¿Se refiere a la infancia? Y a la juventud. Las mías, muy ligadas al campo, a un pueblo, a otros oficios que poco tienen que ver con la arquitectura. Yo con 18 años apenas había salido de Extremadura.
¿Y eso se nota en lo que hace? Creo que la forma en la que proyectas es la forma en que eres. Y entiendo que la persona se forma antes de ser arquitecto.
¿Y cómo se formó? En un pueblo, Don Benito. Haciendo vida de campo. He pasado mucho tiempo allí, entre cultivos y jugando en la calle. Yendo en bicicleta al colegio y jugando a las canicas. Me he criado en una casa de bóvedas con patio. Con habitaciones sin ventanas que ventilaban al pasillo. He crecido con una forma de vida muy alejada de la vida urbana.
¿Por qué quiso ser arquitecto? Yo no conocía lo que era un arquitecto. Bueno... siendo el mayor me tocaba ser ingeniero agrónomo, como mi padre, pero mi madre... pudo tener algo que ver. Pinta desde hace mucho y como pasaba tantas horas con los tres hermanos, eso termina por pegarse. Hice las pruebas de ingreso en Bellas Artes y aprobé. Pero a ella le dio miedo que cogiera una rama radical del arte y me insistió -me insistieron los dos- en que hiciera arquitectura. Al final, mi hermano es ingeniero agrónomo y hay dos arquitectos en la familia. Mi hermana pequeña también estudió arquitectura.
¿Tiró de ella? Empezó interesándose por moda y diseño y terminó en arquitectura.
La cautela reina entonces en la familia.Creativos, pero serios, con una profesión con valor de uso. Hemos sido buenos estudiantes, serios, constantes.
¿Estudiaban en colegio público? Privado. El Claretiano. Más que por ser religioso, porque era un buen colegio: un centro con 2.000 alumnos en un pueblo de 25.000. Era un referente en la comarca.
¿Hoy día es una persona religiosa? No mucho. Religioso, pero no practicante. Como era y es mi familia.
Cuando empezó a estudiar arquitectura, ¿le chocó el mundo endogámico que era? Hasta hace poco era difícil encontrar estudiantes que no tuvieran un familiar arquitecto... Sí, pero en realidad todo me sorprendía. Acabé primero de carrera y todavía no sabía de qué iban los estudios. No tenía referentes de ningún tipo.
¿Quién o qué le hizo entender lo que es la arquitectura? Uno rechaza lo que no entiende. Y luego, cuando madura, eso aflora. No recuerdo qué profesor nos dijo: "Los profesores que ahora menos os interesan pasará el tiempo y volveréis a pensar en ellos". Algo de eso sucede. El aprendizaje no es inmediato. Tienes que ir asimilando. Y en arquitectura asimilas sobre todo cuando tienes que enfrentarte a la construcción: cuando pasas del papel a la obra. Supe lo que era cuando, sin haber terminado la carrera, tuve la oportunidad de dibujar unas oficinas gracias a mi padre. Recuerdo un día cuando llegué en el autocar que me llevaba de Madrid al pueblo. Desde la ventana vi allí plantada una estructura metálica que yo había dibujado. Pensé: "Esto va en serio". Lo que había dejado en un papel había quien se había molestado en ejecutarlo. Y estaba construido. Casi no lo reconocía...
¿Le llenó de responsabilidad? Ese choque fue importante. El paso de las ideas a la realidad es fundamental. Un edificio provoca reacciones en el lugar, en la gente...
¿Está cambiando el mundo de la arquitectura?Mucho. Durante décadas fue un mundo elitista en el que los trabajadores eran considerados aprendices y muchas veces no cobraban.
Eso no ocurre en otros ámbitos. Pero está cambiando. La arquitectura de autor ha muerto. En España más que en ningún otro sitio. Cada vez somos más responsables. La sociedad nos exige y nosotros debemos exigirnos también tener compromisos no solo arquitectónicos, también sociales y de gestión. Es una falta de respeto pensar que una persona pueda trabajar por amor al arte. Es faltar el respeto a la persona y a la arquitectura. Esas carencias están cambiando.
¿La reacción a la arquitectura espectáculo ha marcado mucho a su generación? Sí. Hemos buscado hacer lo contrario. Pertenezco a la generación que ha pasado del paralex y el tiralíneas al autocad. Vivimos el florecimiento de las revistas de arquitectura y la llegada de los iconos arquitectónicos a la prensa. Así, nos formamos con una presión terrible para ser genios, pequeños geniecillos, y para tener como referentes a las grandes obras.
¿Por qué querían formarles como genios? Creo que era una deformación. No sé si los referentes que nos presentaban eran los de los profesores que nos formaban o si lo que sucedía es que nos formaban para ser de los grandes, ya que ellos no habían podido llegar a eso. No sé bien la razón. Pero el ambiente en la escuela de Madrid era el de buscar al genio. Igual en Sevilla era distinto. El caso es que al ir acabando la carrera se produjo la reacción. El mundo no era como nos lo habían contado. El resto de la sociedad no precisaba tanto espectáculo. Puede que fuéramos los primeros en reaccionar.
Hace siete años, usted ya hablaba de reparar y limpiar en su proyecto de adecuación del templo de Diana, en Mérida. La arquitectura va por delante. Lo que hoy vemos construido se ha diseñado muchas veces diez años antes. Hay que esperar permisos, financiación, oportunidad...
¿El carácter cauto de su arquitectura es entonces una cuestión de miedo a equivocarse o de respeto? Miedo no. Y respeto... sí. Pero la palabra quizá sea más rigor. En cualquier campo laboral existen responsabilidades. Y la nuestra conlleva cierto riesgo. Al final, los proyectos que te interesan son los que no funcionan del todo, los que tienen margen para mejorar, pero compensan. El Panteón de Roma recibe luz por un óculo maravilloso. Pero no funciona del todo bien.
¿Y cómo se le explica eso a un cliente? No es fácil.
Esa idea de tener que aguantar incomodidades para lograr la mejor arquitectura ¿no forma parte del ideario de la arquitectura estrella? La arquitectura no puede responder a todos los problemas. Muchas veces se nos pide que hagamos un edificio y que ideemos el programa de usos. Otras se debe empezar a proyectar cuestionando el programa. Muchas veces piden más salas de las necesarias. O se olvidan de otras necesidades. Hay casos famosos en la historia en los que los dueños olvidaron el restaurante de un hotel y el arquitecto le encontró luego espacio. Nosotros cuestionamos las cosas. Eso es fundamental para que funcionen. Pero la arquitectura debe aportar algo más que que las cosas funcionen.
¿Qué es ese algo más? Es indefinible porque varía. Pero es lo que convierte un sitio en un lugar especial.
Los arquitectos solían empezar a trabajar a partir del encargo de un familiar: una casa o la reforma de un baño, según las posibilidades. ¿Sigue funcionando así? Cada vez menos. Esa es la línea clásica. Pero los jóvenes buscamos dar el salto a través de un concurso. Solo hay que ver la cantidad creciente de gente que se presenta a los concursos. Tengo compañeros jóvenes que les dedican un tiempo abismal. Es una locura porque ese esfuerzo suele ser en vano y no está retribuido. Pero la posibilidad de ganar puede cambiar tu vida.
Usted combinó ambos: el concurso y el pequeño encargo familiar. Sí, hice unas oficinas sencillas -de estructura metálica y paneles sándwich- y concursé con otro compañero, Domingo Fernández, para la casa de la cultura de Miajadas (Cáceres). Lo ganamos con veintipocos años.
¿Eso le sirvió para arrancar? Era incapaz de montarme por mi cuenta. Los arquitectos somos dos personas en una. Buscamos vivir de lo que sea para poder construir.
¿Todos llevan esa doble contabilidad? Todos nos esforzamos por intentar construir, y eso, hasta que arranca, consume todos los esfuerzos. Yo el primer concurso que gané fue el del templo de Diana. Lo acaban de inaugurar. Pero el concurso lo ganamos hace bastantes años. Eso me permitió montar estudio.
Tiene mucha obra para llevar trabajando solo cuatro años... ocho proyectos. Hubo un momento en que trabajábamos en cinco obras a la vez.
Pero encontró tiempo para pedir la beca de Roma e irse a la Academia de España en 2007.Pedí la beca al ganar el concurso del templo de Diana para desarrollar allí el proyecto ejecutivo. Trabajé desde allí y dejé en construcción el Centro de Remo en el pantano de Alange en Badajoz.
Por el que este año ha ganado el premio joven de la Bienal de Arquitectura Española. Curioso que los proyectos que ha concluido este año sean anteriores al que le dio fama internacional: el anillo, un estadio-mirador frente al embalse de Gabriel y Galán. El anillo se construyó en un año y el templo de Diana se demoró. No comenzamos la obra hasta 2010.
La idea del espacio público en torno a ese templo emeritense es la del vaciado: hacer un vacío para poder ver lo que hay. ¿Para qué añadir algo más? A veces es más importante borrar, limpiar. Se trataba de recuperar el templo, de hacerle espacio para poder verlo de nuevo. ¿Que de dónde salen esas ideas? De los lugares. De estar allí antes y durante la obra. Yo me paso el día en la carretera.
Todos sus proyectos están en Extremadura... No ha sido adrede. Hemos estado muy cerquita de construir en otros lugares. Pero allí hemos ganado concursos.
Esa comunidad ha apostado por la arquitectura joven y nacional con excelentes resultados. ¿Por qué? Creo que fue el empeño de una persona, José Antonio Galván. Él quiso que la protagonista de las nuevas obras de la región fuera la arquitectura y no los arquitectos. En la Consejería de Cultura entendieron esa apuesta y ese empeño en demostrar que las cosas se podían hacer bien y democráticamente con presupuestos ajustados. Él llevó los concursos abiertos a las nuevas instalaciones culturales. Hoy Extremadura tiene un patrimonio arquitectónico contemporáneo, un referente, se conoce fuera de España. Como allí siempre vamos un poco por detrás, se ha aprendido de los errores de otros y se actúa con más cabeza.
Allí no tienen los mismos cromos que en todas partes. Han apostado por los jóvenes y creído en la fórmula del concurso. Los arquitectos no podemos seguir así, con el enorme desgaste de los concursos. Pero es cierto que estos han abierto muchas puertas. A mí, por ejemplo. Confío en que eso no cambie.
¿Qué quiere decir? Si hay cambios políticos, los arquitectos somos siempre incómodos. Es más fácil lidiar con una empresa que con un arquitecto.
Más allá de las obras, ¿va mucho por Extremadura? ¿Conserva amigos? Sí. Todos. Somos nueve, los del colegio, los fundamentales. Tengo amigos de más sitios. Pero sigo apegado a los del pueblo.
¿Qué han hecho de sus vidas? La mayoría, vinculados a Extremadura. Algunos trabajaron antes que yo y otros estudiaron. La mayoría, todos vaya, están casados.
Y usted no. Tampoco tiene hijos. ¿La arquitectura es como un sacerdocio? Es una locura. No tienes tiempo de plantearte nada que no sea ella.
¿A sus amigos de Don Benito les gusta su obra? Alguna vez hablamos de eso, pero poco. No tienen ese interés. Piensan que siempre estoy muy ocupado. Y me lo critican. Es verdad, voy siempre corriendo.
¿Siente que se está perdiendo algo? Seguro. Todo tiene un precio. La dedicación que hemos tenido en los últimos años ha sido una locura. Lo positivo que podrá tener la crisis es el tiempo que nos devolverá.
¿Por qué vive en Madrid? Porque nunca me fui. Cuando acabé los estudios, continué con el doctorado y hoy soy profesor de proyectos en la escuela. Eso me supone un ejercicio mental básico. Me obliga a tener la mente abierta. Paso tres días en Madrid y dos visitando las obras.
¿El precio de vivir en una gran ciudad? La pérdida fundamental es el tiempo. Extremadura es un lugar donde se puede vivir muy bien. Pero ahora necesito vivir en Madrid para hacer lo que quiero hacer.
Si a ustedes les enseñaron a intentar ser genios, ahora que es profesor, ¿qué enseña a sus alumnos?, ¿a volver a poner los pies en el suelo? Lo que hay que enseñar ahora es a ilusionarse y a creerse que un arquitecto tiene mucha responsabilidad en la sociedad. Doy clase a quinto y veo fundamental que los alumnos no se queden en las ideas; que, como arquitectos, entiendan que el fin último es construir. Y que construir determina la arquitectura. Es muy difícil decidir sobre un papel todo lo que luego te vas a encontrar en la obra. Hacerlo acartona los edificios.
¿Cómo motiva a los estudiantes hoy? No tienen acceso a hacer prácticas porque no hay trabajo. Así es que procuro motivarlos con el conocimiento.
¿A su familia le gusta lo que hace? Fue gracioso porque nunca los había llevado a una obra, pero un día vieron una en un periódico y les sorprendió. No sé si la entienden, pero están muy contentos. Si no los llevé antes fue por falta de tiempo. La arquitectura te devora.
¿Qué proyecto les gusta a sus padres? Creo que el anillo es el más llamativo. Pero en realidad tiene mucho en común con el templo de Diana. Se trata de delimitar el territorio y de casi no tocar lo anterior, el paisaje o el templo, lo que había allí antes de que tú llegaras.
Tiene tres empleados a su cargo. ¿Eso le quita el sueño alguna vez? ¡Hombre, muchas! La arquitectura tiene altibajos, pero las obras no las hace uno, las hace un equipo. Da pena, cuando se acaba una obra, no poder seguir trabajando juntos.
Cuando estudiaba arquitectura, ¿se le pasaba por la cabeza que debería ser también empresario? Para nada. Y así nos va a los arquitectos. Quienes dan el salto a la empresa tienen otro perfil que debería interesarnos, pero no nos interesa.
¿Qué opina de los indignados? Los entiendo. No era normal la desidia anterior. Es necesario reaccionar. Luego viene saber lidiar con la situación. Es emocionante que estén tan bien organizados.
¿Fue buen estudiante? Sí. Leí que hay que serlo para no despistarte.
¿Los muy buenos estudiantes son los mejores profesionales? Es delicado decirlo. La gente que llega ahora a la escuela tiene la nota tan alta que por el camino se pierde un montón de gente con vocación y frescura, gente crítica que ha visto otras cosas. Vivimos en una sociedad proteccionista. Da miedo que no exista un acceso a la arquitectura por otras vías, como sucede en Suecia. Estuve un año en Gotemburgo. Luego yendo cada dos meses durante siete.
¿Una relación? Novia sueca siete años.
Arquitecto famoso y novia sueca. No se puede pedir más, ¿no? [Se ríe]. Conocí la cultura nórdica desde dentro. Hoy... tengo otra novia... arquitecta. Qué le vamos a hacer, no conocemos otra cosa.
Luego viajó a Roma. ¿Esos dos destinos han marcado su obra? Sin pensarlo a priori, sí. No creo en los planes. Me interesa aprender de lo que veo. Creo en la naturalidad de las cosas.
¿Quién o qué le ha hecho la persona que es?Mis amigos y mi familia, por encima de la arquitectura.
¿Y quién o qué le ha hecho el profesional que es? Los lugares donde he vivido, mi casa en el pueblo, mis experiencias. En los pueblos tradicionales hay mucho lugar y mucha arquitectura sostenible. Los valores que aprendes de niño te acompañan. Luego conoces gente que también te marca.
¿Algún arquitecto? En Roma coincidí cinco meses con Peter Zumthor, que estaba becado en la Academia de Estados Unidos y se venía a todas las juergas que hacíamos. Era, es, muy crítico y a la vez sutil. Me decía que algunas de mis ideas no valían para nada y visitábamos edificios juntos.
¿Le felicitó luego, cuando ganó el Pritzker? No. Con él viví una experiencia muy bonita y no quise sacarla de Roma. Allí los dos teníamos tiempo. Él me decía que jugaba al tenis y lavaba la ropa por las mañanas. También iba de paseo y pensaba en sus proyectos paseando. Pero debería felicitarlo, sí.
¿Qué se aprende en la ciudad? A administrar la libertad. Nadie te conoce, puedes hacer lo que quieras. Vives sin testigos. Vas a bares y no conoces a nadie. ¿Que por qué me gusta Madrid? Es receptivo.
¿Adónde quiere llegar? A mantener la forma de hacer arquitectura que hemos tenido estos años. Pienso que puede que los proyectos más importantes de mi vida ya los haya hecho. No habrá otra época así.

Sin rodeos

Su edificio favorito: el Panteón. Campo o ciudad: campo. Libro: Ampliación del campo de batalla, de Michel Houellebecq. Una ciudad: Cáceres. Un país: Portugal. Una experiencia importante: viajar. Para disfrutar arquitectura: visitarla. Un camino: el de uno mismo. Un jardín: el cementerio de Estocolmo.Río, piscina o mar: una poza. Una canción:Segundo premio, de Los Planetas. Algo sobrevalorado: el coche. Amigos: los que no se notan. Si fuera presidente: tendría muchos amigos... ¿Qué aporta su generación?:sosiego. Un consejo: no perder la ilusión.


Una moto eléctrica nace en el seno de la Universidad Carlos III de Madrid

Un grupo de ingenieros de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) ha desarrollado un prototipo de moto eléctrica de altas prestaciones que ha participado recientemente en el primer campeonato del mundo de motos eléctricas. 


Este proyecto, conocido como e-Moto, ha sido creado y desarrollado por LGN Tech Design, una empresa spin-off que ha surgido de una línea de investigación emprendida en el Laboratorio de Máquinas (MAQLAB) de la UC3M y que cuenta con el apoyo del Vicerrectorado de Investigación de la Universidad a través del Vivero de Empresas del Parque Científico UC3M. "La tecnología que hemos desarrollado ha sido la consecuencia del diseño de una plataforma para el modelado, análisis y evolución de motos de competición que se ha aplicado para el desarrollo de la eMoto", comenta el responsable del MAQLAB, el catedrático Juan Carlos García Prada, del departamento de Ingeniería Mecánica de la UC3M.



El prototipo de la e-Moto ha participado recientemente en el primer campeonato del mundo de motos eléctricas FIM E-Power (100% eléctricas), organizado por la Federación Internacional de Motociclismo. El modelo concluyó la prueba en tercera posición, un puesto meritorio según sus creadores, que destacan que, aunque la parrilla contaba únicamente con tres pilotos rodando en la pista del circuito francés de Magny-Cours, se consiguió terminar la prueba sin fallos mecánicos de ningún tipo.
Se trata de un vehículo concebido desde la base para ser motocicleta eléctrica, con unos sistemas de recarga de baterías con resultados más que sorprendentes, similares a los de un automóvil. Entre las características técnicas del prototipo, destaca su ligereza respecto a otros modelos existentes (145 Kg.), un motor de corriente alterna con una potencia máxima de unos 95 caballos, un sistema de recarga de las baterías a través de las frenada o una suspensión delantera innovadora que se deriva de un sistema que ya ha sido probado en otros proyectos de investigación.
Una e-moto global
Este primer prototipo, según sus promotores, es el principio de un desarrollo global de motocicletas eléctricas que va más allá de los modelos eléctricos actuales, la mayoría de ellas del tipo scooter. Los creadores del proyecto reconocen que en esta fase de desarrollo de las motos eléctricas españolas se necesita el apoyo de instituciones privadas y públicas, de forma que ello permita evolucionar lo que será la primera empresa española desarrolladora de motos eléctricas de altas prestaciones.
Y es que utilizar una moto eléctrica tiene muchas ventajas respecto a una motocicleta convencional. "Lo más importante, de cara al uso en la sociedad, es la reducción prácticamente a cero de gases y la atenuación del ruido y de vibraciones", explica Juan Carlos García Prada. En resumen, un proyecto de investigación español que trata de sacar provecho de tecnología avanzada para buscar un futuro más sostenible.
Los resultados de los diferentes proyectos realizados en el marco universitario han dado lugar a la creación de la Cátedra UC3M LGN Tech Design. "Hemos desarrollado esta cátedra para dar apoyo tecnológico a los alumnos que han desarrollado este proyecto y que también han desarrollado otros trabajos de investigación ", comenta el profesor García Prada. Consecuencia directa de toda esta actividad de interrelación entre la universidad y el mundo productivo es la dinamización de la docencia (a través de proyectos de fin de carrera, prácticas, etc) y de la I+D dentro de la UC3M dentro del sector de los componentes automovilísticos, en un marco de gran potencial de mercado, teniendo en cuenta la demanda institucional y de la sociedad, en general.
LGN Tech Design S.L. se define como una compañía de ingeniería especializada en diseño industrial avanzado, creada para potenciar la investigación en seguridad, sostenibilidad y vanguardia tecnológica sobre vehículos de dos ruedas, especialmente eléctricos. Dentro del ambicioso proyecto de movilidad eléctrica urbana su objetivo es desarrollar una motocicleta 100% eléctrica de unas dimensiones próximas a las de una moto convencional de 400 cc de altas prestaciones. En este sentido, debe ser una moto práctica, que permita desplazamientos ágiles por la ciudad y por las zonas interurbanas sin limitaciones de autonomía (120 km), que represente un paso adelante con respecto a los scooter eléctrico que ya se comercializan. Los creadores del proyecto reconocen que en esta fase de desarrollo de las motos eléctricas españolas se necesita el apoyo de instituciones privadas y públicas para poder participar en la competición, de forma que ello permita evolucionar lo que será la primera empresa española desarrolladora de motos eléctricas de altas prestaciones. Un proyecto que busca la protección del medioambiente, el hacer las ciudades más habitables y conseguir un futuro sostenible.

Celia Sánchez-Ramos


Celia Sánchez-Ramos (Zaragoza 1959), científica e investigadora del área de Ciencias de la Visión. Es doctora en el área de Medicina Preventiva y Salud Pública, licenciada en Farmacia y diplomada en Óptica y Optometría, por la Universidad Complutense de Madrid. En 2010 obtuvo su segundo doctorado en Ciencias de la Visión por la Universidad Europea de Madrid. Desde 1986, cuando inició su carrera docente e investigadora en la UCM ha impartido materias como Tecnología Óptica, Percepción Visual, Óptica Fisiológica y Neurodegeneración del Sistema Visual.
Su labor profesional ha sido reconocida con el Premio a la Mejor Inventora del Año 2009; un año después, fue galardonada con la medalla de oro del Gran Premio de Invenciones de Ginebra (Suiza), siendo la primera española en conseguirlo, por un sistema de reconocimiento por córnea. Entre sus avances en el área de Ciencias de la Visión destaca la patente de las lentes de filtro óptico amarillo que suponen un cambio de paradigma en el mundo de la óptica: de la óptica refractiva a la óptica preventiva.
www.celiasanchezramos.com/

martes, 30 de abril de 2013

Codigos QR


Códigos QR
Definición.
El código QR (abreviatura “Quick response” respuesta rápida) es un sistema que permite almacenar información en una matriz de puntos o códigos de barra bidimensional. Sus tres cuadrados en las esquinas permiten al lector determinar su posición exacta. El sistema fue creado por la empresa  japonesa Denso-Wave en 1994.
Tipos.
Podemos diferenciar dos tipos de códigos QR: estáticos y dinámicos. La principal diferencia que existe entre ambos es que los estáticos, una vez creados, no se pueden modificar, es decir, siempre nos muestra la misma información (un texto, teléfono, una url…) y en los dinámicos sí que se pueden cambiar el contenido que muestran de forma sencilla y cuantas veces nos haga falta.
Ventajas.

El código QR es capaz de contener información en ambas direcciones (verticalmente y horizontalmente) a diferencia de los tradicionales códigos de barra, que tan sólo son capaces de almacenar información en una dirección. Precisamente por este motivo, la capacidad de almacenamiento es mayor en el caso del código QR (así es posible almacenar 7.089 caracteres numéricos o 4.296 alfanuméricos). 
Además aporta otras características muy interesantes:
  • El código QR tiene la capacidad de corregir errores. Se pueden restaurar los datos si parte del código está dañado o manchado. Existen varios niveles de corrección de errores, pudiendo llegar a restaurar hasta el 30 % de la información perdida debido a la suciedad, deterioro del código, etc.
  • El código QR puede ser leído a alta velocidad desde todas las direcciones (en 360º). Esto es debido a que posee unos patrones que permiten detectar la posición del código. Así, aunque es necesario mantener una línea de visión directa entre el código y el lector la posición de la etiqueta no es crítica, a diferencia de los códigos de barras.
El uso del código QR se ha popularizado (sobre todo en países como Japón) gracias a la combinación de dos factores:

  • La publicación de las especificaciones del código. Esto ha permitido la proliferación de lectores de código QR de muy bajo coste o incluso gratuitos. Además, se han desarrollado aplicaciones de software que permiten descifrar el código QR. Muchas de ellas son gratuitas e incluso de código libre.
  • La integración con dispositivos móviles (teléfonos y PDAs). Esto ha permitido que la mayoría de los teléfonos puedan leer los códigos QR, puesto que sólo necesitan tener una cámara de fotos para la captura de los códigos y una aplicación (que en muchos casos es gratuita) para descifrar la información contenida en los mismos. La explotación de los códigos QR utilizando como plataforma una tecnología tan madura y extendida como son los teléfonos móviles, abre un abanico prácticamente infinito de oportunidades. Muchos de los principales fabricantes de telefonía móvil como Motorola, Nokia y Samsung planean incorporar de serie en sus dispositivos aplicaciones para leer los códigos QR.
El factor común predominante en la gran parte de las aplicaciones existentes es la utilización de los códigos QR como “almacén” de información, que al ser decodificada mediante un dispositivo lector (que puede ser el propio teléfono móvil), redirige a una página web que el usuario puede consultar a través de su dispositivo móvil. 
Aplicación.

Su uso ha cambiado si bien en su origen se utilizaba tuvieron un uso industrial, su posibilidad de leerlos a través de dispositivos móviles o a través de las Tablet han hecho que su utilización se extendiera enormemente al punto que es común verlos en revistas, carteles publicitarios incluso en tarjetas personales. Para leerlos en nuestros dispositivos móviles es necesario tener una aplicación que nos permita convertirlos en un lector de códigos QR por ejemplo: Beetag Reader, UpCode Reader, BIDI: lector QR y códigos de barras, QuickMark Reader y Kaywa Reader


Otra explicacion sobre ellos



lunes, 29 de abril de 2013

Vuelos en gravedad cero por 5.000 euros

Vuelos en gravedad cero por 5.000 euros


La empresa Novespace, dedicada especialmente a realizar vuelos en microgravedad para pruebas científicas y entrenamiento de astronautas de laAgencia Espacial Europea (ESA), planea abrir sus puertas a los amantes de las experiencias extremas, previo pago de unos 4.000 ó 5.000 euros. Las fechas todavía no están confirmadas, pero la compañía privada, ubicada en Burdeos, prevé convertirse pronto en la primera europea que ofrezca al público la posibilidad de sentir la falta de la gravedad en un impresionante Airbus 300 Zero-G. Hasta ahora solo una firma privada estadounidense y otra rusa, pero ésta asociada a la Ciudad de las Estrellas, venden pasajes para disfrutar de este tipo de vuelos, llamados parabólicos. Aquellos que quieran darse el capricho podrán flotar como lo hace un astronauta en un paseo espacial, aunque durante mucho menos tiempo. El placer de dejar de pisar el suelo como el resto de los mortales dura 22 segundos, repetidos treinta y una veces durante las tres horas del vuelo. Son suficientes para recordarlos toda la vida.
«Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros y queremos ser los primeros», reconoce Thierry Gharib, director adjunto de Novespace. Subiendo turistas al avión, «obtendremos otra fuente de ingresos, acercaremos la ciencia a la gente y podremos ofrecer la realización de experimentos científicos a precios más interesantes», añade. A pesar de su elevado precio -«un precio que todavía está por perfilar», matiza Gharib-, no solo será un antojo para millonarios, ya que la empresa pretende llegar a acuerdos con algunas agencias espaciales para conseguir que «mediante la organización de algún tipo de concurso» existan afortunados pasajeros que no paguen su asiento. Las conversaciones con las agencias espaciales de Francia y Alemania ya han comenzado.

Flotar por el aire

Los vuelos parabólicos son distintos a los suborbitales para turistas espaciales. «La similitud es la microgravedad, pero un vuelo suborbital dura más tiempo y puedes ver la forma de la Tierra y el espacio oscuro», aclara el responsable de Novespace. En el vuelo en microgravedad, el aparato, especialmente modificado para ello, realiza unas 30 parábolas en el aire, es decir, sube y cae en picado con una gran inclinación, y en ese proceso es cuando la gravedad desaparece y todo lo que no está atado flota por el aire.
Esta situación es idónea para la realización de experimentos científicos de biología o física sin necesidad de llevarlos hasta la Estación Espacial Internacional (ISS), obviamente más costoso, y para el entrenamiento de astronautas antes de viajar al espacio. Precisamente, la semana pasada el Airbus 300 Zero-G realizó tres de estos vuelos en su campaña número 54.

jueves, 25 de abril de 2013

La tecnología de los trajes aéreos


Durante los últimos días los medios españoles han hecho públicos videos del vuelo de Alexander Poli en Montserrat, Barcelona, a través de la roca Foradada. Con su “traje aéreo”, el paracaidista noruego, se lanzó desde un helicóptero y a una velocidad de unos 250 kilómetros por hora- según algunos medios- atravesó el estrecho hueco que deja la Foradada. El vuelo ocurrió en diciembre de 2012, aunque los videos se han publicado ahora. Alexander utiliza unas alas del tipo murciélago para controlar el movimiento durante la caída libre. El vuelo con trajes aéreos es un deporte y un espectáculo que empezó a desarrollarse a finales de la década de los 90 del siglo pasado. A los que lo practican se les suele denominar también como “hombres pájaro” y es una actividad que conlleva un elevado nivel de riesgo y exige mucho entrenamiento y una gran pericia. El “hombre pájaro” salta desde un avión, un helicóptero, o desde un punto elevado, y controla la caída libre con su traje aéreo que cuando se despliega forma un ala sujeta al cuerpo por los brazos, el costado y las piernas, al igual que las membranas de las ardillas y los murciélagos. Desde un punto de vista aerodinámico se trata de un ala muy cuadrada, con poca relación de aspecto y escasa superficie en relación con el peso que tiene que soportar. El tramo final del vuelo suele hacerse con un paracaídas que el “hombre pájaro” abre para descender a tierra firme. El 23 de mayo de 2012, el inglés Gary Connery saltó desde un helicóptero situado a 730 metros de altura, y consiguió, por primera vez en la historia, aterrizar con su traje aéreo sin recurrir a un paracaídas auxiliar. Nada más saltar del helicóptero, el traje se infló en unos tres segundos y a partir de ese momento inició un vuelo de planeo en el que alcanzaría una velocidad de unos 120 kilómetros por hora. Cuando estaba a 60 metros de altura, aproximándose al lugar previsto para el aterrizaje, Connery cambió la configuración de su traje para planear con una velocidad cuya componente horizontal era de unos 80 kilómetros por hora y la vertical de 15. La pista preparada para la toma de tierra tenía 100 metros de longitud por 15 de anchura y estaba acolchada con más de 18 000 cajas de cartón de distintos tamaños, dispuestas en capas, con una altura máxima de cuatro metros. El impacto de Gary en su colchón de cartones fue tremendo. Gary Connery tardó casi 30 segundos en salir de entre las cajas, después de aterrizar. El “hombre pájaro” inglés lograría, con este vuelo, lo que durante miles de años una saga de saltadores de torres no pudo conseguir lanzándose desde murallas, campanarios, minaretes, acantilados o cimas montañosas. El éxito fue posible gracias al valor del piloto, a la tecnología de los materiales de su traje aéreo y al entrenamiento. Parece que durante el siglo XXI los “hombres pájaro” van a proliferar. Ya hay un listado de records, de altura, de velocidad, de distancia recorrida, que crece cada año. Durante mucho tiempo los científicos han debatido sobre el proceso que siguieron los vertebrados- murciélagos, pájaros y los desaparecidos pterosaurios- para aprender a volar. La teoría arbórea, postula que el vuelo lo desarrollarían especies que acostumbraban a subir a los árboles y escalaban paredes rocosas. Esos animales aprenderían a lanzarse desde las alturas y planear hasta el suelo, en un principio, para luego desarrollar la capacidad de propulsión batiendo las alas. La segunda teoría, parte del supuesto de que el vuelo lo aprendieron animales que corrían tras insectos voladores y daban saltos para apresarlos. Si observamos lo que está haciendo el hombre, nos inclinaríamos por la primera de las dos teorías. El hombre es un animal pesado, como los pterosaurios más grandes, y ha empezado por encaramarse a algún lugar para iniciarse en el vuelo dando un salto. Durante unos cuantos miles de años estos saltos terminaron casi siempre con alguna desgracia. A falta de un cuerpo hecho para volar, el método natural consiste en es esperar millones de años para que se produzca una mutación, pero nosotros somos animales impacientes y además tenemos la costumbre de vestirnos. Nos vestimos para protegernos del frío, evitar la radiación solar o la lluvia y resultar más atractivos; pero, también podemos vestirnos para bucear, nadar e incluso para volar. Así que ponerse un traje que emule las formas del cuerpo de los animales pesados que vuelan no es una mala idea. Hasta ahora, la única forma de saltar al vacío y llegar sano a tierra era mediante la utilización de artefactos como el paracaídas, el parapente o las alas delta. El paracaídas es un invento que viene de la época de Leonardo y su diseño ha evolucionado mucho. En un principio, el paracaídas se limitaba a ofrecer resistencia y caía verticalmente. La superficie se ajustaba en función del peso y se procuraba que la velocidad de caída fuera de unos 3 a 5 metros por segundo, algo equivalente a la que se alcanza en una caída libre de 3 metros aproximadamente; un impacto que las piernas de una persona sana pueden soportar sin ningún problema. Con el tiempo, los paracaídas empezaron a construirse siguiendo los principios de las alas de los aviones, con lo que se pretendía que en vez de descender verticalmente, planearan, tuvieran una componente de velocidad horizontal. De este modo se puede ajustar la velocidad vertical y en la última fase de la caída reducirla tanto como se quiera, con lo que el paracaidista aterriza como un aeroplano, sin impactar contra el suelo. El parapente, es un ala volante rectangular, que se pliega igual que los paracaídas y permite efectuar planeos más largos. Empezaron a utilizarla los montañeros para evitarse los aburridos descensos; la ventaja es que ocupa poco espacio y es muy ligero de transportar. Por último, el ala delta es un planeador, con estructura rígida y tela, que utilizó por primera vez, de forma práctica, Otto Lilienthal en 1891 y en la década de los setenta del pasado siglo tuvo un gran auge. Con cualquiera de estos tres aparatos, paracaídas, parapentes o alas delta, los hombres del siglo XX han aprendido a controlar con seguridad un descenso aéreo. La velocidad del movimiento en cualquiera de estos artefactos es proporcional a la raíz cuadrada de la superficie del dispositivo. En un parapente puede oscilar entre los 24 y los 50 kilómetros hora con una tasa de descenso del orden de 10 a 1, es decir, por cada diez metros de avance se pierde uno de altura. Los trajes aéreos cambian radicalmente el panorama del vuelo que no se parece en nada al que se hace con paracaídas, parapentes y planeadores de uso personal. Un traje aéreo tiene una superficie alar que para una persona que pese entre 80 y 90 kilogramos no excede de 1,5 metros cuadrados. Eso quiere decir que en un traje aéreo la carga alar es de 50-60 kilogramos por metro cuadrado; lo cual es diez o más veces superior a la de un ala delta o un parapente. Una carga alar alta siempre exige velocidades elevadas para mantener el vuelo. Haciendo números relativamente simples puede concluirse que con un traje aéreo los planeos más largos se harían con tasas de descenso de 2-2,5 (metros recorridos en horizontal por cada metro que desciende el aparato) a una velocidad de 130 kilómetros por hora. Con este tipo de dispositivo es muy difícil efectuar aterrizajes con una velocidad vertical que pueda soportar una persona; por eso, el vuelo de Gary Connery del año pasado puede considerarse como una auténtica proeza y por lo general los trajes aéreos se suelen utilizar durante la primera fase del vuelo y para el aterrizaje se emplean paracaídas. Ya existen hombres pájaro experimentando sistemas de propulsión para volar sin perder altura; el siguiente paso será despegar desde el suelo con un traje aéreo. Los modernos paracaídas y parapentes hacen posible el entrenamiento en todas estas nuevas técnicas con un riesgo elevado, pero aceptable para muchos de estos innovadores. A lo largo de este siglo veremos progresar esta técnica incipiente y casi impensable hace muy poco tiempo. La cuestión es que si dejamos pasar los años es posible que aumente el tamaño de nuestra cabeza y disminuya el de nuestro cuerpo, quizá se nos alarguen bastante los brazos y nos crezcan membranas como a los murciélagos, seamos capaces de doblar el peso, antes de un vuelo largo, con una ingesta rica en nutrientes combustibles y así podríamos viajar por todo el planeta, aunque más despacio, como los pterosaurios, o quizá no. Hay gente que no quiere esperar tanto y por eso hemos aprendido ya a saltar desde lugares elevados, con ayuda, pero sin rompernos la crisma, antes de mutar.

Redbull desafia a la gravedad




El austriaco Felix Baumgartner consiguió realizar este domingo un salto sin precedentes desde el borde del espacio, a una altura de los 39 kilómetros (39.045 metros), durante el cual también logró alcanzar una velocidad máxima de 1.342 kilómetros por hora y romper con la barrera del sonido.
Tras el descenso, en el estado de Nuevo México (Estados Unidos), Baumgartner sostuvo una conversación con periodistas en la que señaló que estuvo muy cerca de abortar el salto, debido a que el visor de su casco se congeló. También dijo que debió luchar para controlar los giros, antes de abrir el paracaídas.


"Durante unos segundos pensé que iba a perder el sentido", afirmó el deportista de 43 años. "Ha sido muy difícil. Estás deshidratado, estás cansado. Ahí arriba es un mundo distinto, el cuerpo reacciona de forma diferente", declaró.
La hazaña -que comenzó a planearse hacer siete años- fue transmitida en vivo por televisión gracias a las cámaras de video que fueron instaladas en la cápsula en la que viajó hasta alcanzar la altura requerida, con la ayuda de un enorme globo de helio. Fue posible ver a Baumgartner abriendo la compuerta, justo antes de saltar.
Luego hubo un período de incertidumbre. Las imágenes de la caída libre solo fueron transmitidas minutos después, cuando se tuvo la certeza de que el récord se había conseguido. Solo los últimos mil metros fueron con paracaídas.
Baumgartner logró controlar el descenso sin perder la consciencia o sufrir una hemorragia cerebral en casos de girar de forma descontrolada.

Los riesgos

El viaje de Baumgartner tomó 10 minutos, de los cuales duró casi la mitad en caída libre.
Nadie ha llegado tan alto en un globo ni había intentado hacer un salto desde semejante altura.

El récord anterior era del coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Joe Kittinger, quien logró un salto de 31,3 kilómetros en 1960.
Hay inmensos riesgos involucrados en la proeza del austriaco. En donde estuvo, la presión del aire es 2% menor de lo que es a nivel del mar, lo que hace imposible respirar sin un suministro de oxígeno.
Las otras personas que habían intentado romper los registros existentes para la caída libre más alta, más rápida y más larga perdieron sus vidas en el intento.
Felix Baumgartner
Las imágenes de la caída libre solo fueron transmitidas minutos después.

Los ingenieros hicieron todo lo posible para contener los riesgos. Contruyeron, entre otras cosas, una cápsula especial a presión una para llevar al austriaco a la estratósfera con la ayuda de un globo de helio.
Baumgartner usó un traje a presión de nueva generación, una evolución de la ropa protectora naranja usada por los astronautas en los lanzamientos de cohetes.
Aunque el salto puede parecer un truco más de Baumgartner, famoso por haber saltado desde las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, su equipo insistió en subrayar la relevancia científica del salto.

Marcas oficiales

Baumgartner tenía la esperanza de haber roto la barrera del sonido durante su descenso. Un par de horas después de su proeza, se confirmó que en efecto lo había logrado.
Felix Baumgartner
Solo los últimos mil metros fueron con paracaídas.

El deportista extremo fue trasladado por el equipo de recuperación al centro de control de la misión establecido en aeropuerto el Roswell, en Nuevo México.
Es posible que también haya logrado el récord de "subir en un globo tripulado al punto más alejado de la tierra". Sin embargo, ninguna de las nuevas marcas impuestas por Baumgartner se podrá clasificar como "oficial" hasta que sean aprobadas por la Federación Aeronáutica Internacional (FAI).
El representante de la FAI en Roswell analizará los datos grabados por un GPS instalado en el pecho del austriaco.
Traje y casco