martes, 30 de abril de 2013

Codigos QR


Códigos QR
Definición.
El código QR (abreviatura “Quick response” respuesta rápida) es un sistema que permite almacenar información en una matriz de puntos o códigos de barra bidimensional. Sus tres cuadrados en las esquinas permiten al lector determinar su posición exacta. El sistema fue creado por la empresa  japonesa Denso-Wave en 1994.
Tipos.
Podemos diferenciar dos tipos de códigos QR: estáticos y dinámicos. La principal diferencia que existe entre ambos es que los estáticos, una vez creados, no se pueden modificar, es decir, siempre nos muestra la misma información (un texto, teléfono, una url…) y en los dinámicos sí que se pueden cambiar el contenido que muestran de forma sencilla y cuantas veces nos haga falta.
Ventajas.

El código QR es capaz de contener información en ambas direcciones (verticalmente y horizontalmente) a diferencia de los tradicionales códigos de barra, que tan sólo son capaces de almacenar información en una dirección. Precisamente por este motivo, la capacidad de almacenamiento es mayor en el caso del código QR (así es posible almacenar 7.089 caracteres numéricos o 4.296 alfanuméricos). 
Además aporta otras características muy interesantes:
  • El código QR tiene la capacidad de corregir errores. Se pueden restaurar los datos si parte del código está dañado o manchado. Existen varios niveles de corrección de errores, pudiendo llegar a restaurar hasta el 30 % de la información perdida debido a la suciedad, deterioro del código, etc.
  • El código QR puede ser leído a alta velocidad desde todas las direcciones (en 360º). Esto es debido a que posee unos patrones que permiten detectar la posición del código. Así, aunque es necesario mantener una línea de visión directa entre el código y el lector la posición de la etiqueta no es crítica, a diferencia de los códigos de barras.
El uso del código QR se ha popularizado (sobre todo en países como Japón) gracias a la combinación de dos factores:

  • La publicación de las especificaciones del código. Esto ha permitido la proliferación de lectores de código QR de muy bajo coste o incluso gratuitos. Además, se han desarrollado aplicaciones de software que permiten descifrar el código QR. Muchas de ellas son gratuitas e incluso de código libre.
  • La integración con dispositivos móviles (teléfonos y PDAs). Esto ha permitido que la mayoría de los teléfonos puedan leer los códigos QR, puesto que sólo necesitan tener una cámara de fotos para la captura de los códigos y una aplicación (que en muchos casos es gratuita) para descifrar la información contenida en los mismos. La explotación de los códigos QR utilizando como plataforma una tecnología tan madura y extendida como son los teléfonos móviles, abre un abanico prácticamente infinito de oportunidades. Muchos de los principales fabricantes de telefonía móvil como Motorola, Nokia y Samsung planean incorporar de serie en sus dispositivos aplicaciones para leer los códigos QR.
El factor común predominante en la gran parte de las aplicaciones existentes es la utilización de los códigos QR como “almacén” de información, que al ser decodificada mediante un dispositivo lector (que puede ser el propio teléfono móvil), redirige a una página web que el usuario puede consultar a través de su dispositivo móvil. 
Aplicación.

Su uso ha cambiado si bien en su origen se utilizaba tuvieron un uso industrial, su posibilidad de leerlos a través de dispositivos móviles o a través de las Tablet han hecho que su utilización se extendiera enormemente al punto que es común verlos en revistas, carteles publicitarios incluso en tarjetas personales. Para leerlos en nuestros dispositivos móviles es necesario tener una aplicación que nos permita convertirlos en un lector de códigos QR por ejemplo: Beetag Reader, UpCode Reader, BIDI: lector QR y códigos de barras, QuickMark Reader y Kaywa Reader


Otra explicacion sobre ellos



lunes, 29 de abril de 2013

Vuelos en gravedad cero por 5.000 euros

Vuelos en gravedad cero por 5.000 euros


La empresa Novespace, dedicada especialmente a realizar vuelos en microgravedad para pruebas científicas y entrenamiento de astronautas de laAgencia Espacial Europea (ESA), planea abrir sus puertas a los amantes de las experiencias extremas, previo pago de unos 4.000 ó 5.000 euros. Las fechas todavía no están confirmadas, pero la compañía privada, ubicada en Burdeos, prevé convertirse pronto en la primera europea que ofrezca al público la posibilidad de sentir la falta de la gravedad en un impresionante Airbus 300 Zero-G. Hasta ahora solo una firma privada estadounidense y otra rusa, pero ésta asociada a la Ciudad de las Estrellas, venden pasajes para disfrutar de este tipo de vuelos, llamados parabólicos. Aquellos que quieran darse el capricho podrán flotar como lo hace un astronauta en un paseo espacial, aunque durante mucho menos tiempo. El placer de dejar de pisar el suelo como el resto de los mortales dura 22 segundos, repetidos treinta y una veces durante las tres horas del vuelo. Son suficientes para recordarlos toda la vida.
«Si no lo hacemos nosotros, lo harán otros y queremos ser los primeros», reconoce Thierry Gharib, director adjunto de Novespace. Subiendo turistas al avión, «obtendremos otra fuente de ingresos, acercaremos la ciencia a la gente y podremos ofrecer la realización de experimentos científicos a precios más interesantes», añade. A pesar de su elevado precio -«un precio que todavía está por perfilar», matiza Gharib-, no solo será un antojo para millonarios, ya que la empresa pretende llegar a acuerdos con algunas agencias espaciales para conseguir que «mediante la organización de algún tipo de concurso» existan afortunados pasajeros que no paguen su asiento. Las conversaciones con las agencias espaciales de Francia y Alemania ya han comenzado.

Flotar por el aire

Los vuelos parabólicos son distintos a los suborbitales para turistas espaciales. «La similitud es la microgravedad, pero un vuelo suborbital dura más tiempo y puedes ver la forma de la Tierra y el espacio oscuro», aclara el responsable de Novespace. En el vuelo en microgravedad, el aparato, especialmente modificado para ello, realiza unas 30 parábolas en el aire, es decir, sube y cae en picado con una gran inclinación, y en ese proceso es cuando la gravedad desaparece y todo lo que no está atado flota por el aire.
Esta situación es idónea para la realización de experimentos científicos de biología o física sin necesidad de llevarlos hasta la Estación Espacial Internacional (ISS), obviamente más costoso, y para el entrenamiento de astronautas antes de viajar al espacio. Precisamente, la semana pasada el Airbus 300 Zero-G realizó tres de estos vuelos en su campaña número 54.

jueves, 25 de abril de 2013

La tecnología de los trajes aéreos


Durante los últimos días los medios españoles han hecho públicos videos del vuelo de Alexander Poli en Montserrat, Barcelona, a través de la roca Foradada. Con su “traje aéreo”, el paracaidista noruego, se lanzó desde un helicóptero y a una velocidad de unos 250 kilómetros por hora- según algunos medios- atravesó el estrecho hueco que deja la Foradada. El vuelo ocurrió en diciembre de 2012, aunque los videos se han publicado ahora. Alexander utiliza unas alas del tipo murciélago para controlar el movimiento durante la caída libre. El vuelo con trajes aéreos es un deporte y un espectáculo que empezó a desarrollarse a finales de la década de los 90 del siglo pasado. A los que lo practican se les suele denominar también como “hombres pájaro” y es una actividad que conlleva un elevado nivel de riesgo y exige mucho entrenamiento y una gran pericia. El “hombre pájaro” salta desde un avión, un helicóptero, o desde un punto elevado, y controla la caída libre con su traje aéreo que cuando se despliega forma un ala sujeta al cuerpo por los brazos, el costado y las piernas, al igual que las membranas de las ardillas y los murciélagos. Desde un punto de vista aerodinámico se trata de un ala muy cuadrada, con poca relación de aspecto y escasa superficie en relación con el peso que tiene que soportar. El tramo final del vuelo suele hacerse con un paracaídas que el “hombre pájaro” abre para descender a tierra firme. El 23 de mayo de 2012, el inglés Gary Connery saltó desde un helicóptero situado a 730 metros de altura, y consiguió, por primera vez en la historia, aterrizar con su traje aéreo sin recurrir a un paracaídas auxiliar. Nada más saltar del helicóptero, el traje se infló en unos tres segundos y a partir de ese momento inició un vuelo de planeo en el que alcanzaría una velocidad de unos 120 kilómetros por hora. Cuando estaba a 60 metros de altura, aproximándose al lugar previsto para el aterrizaje, Connery cambió la configuración de su traje para planear con una velocidad cuya componente horizontal era de unos 80 kilómetros por hora y la vertical de 15. La pista preparada para la toma de tierra tenía 100 metros de longitud por 15 de anchura y estaba acolchada con más de 18 000 cajas de cartón de distintos tamaños, dispuestas en capas, con una altura máxima de cuatro metros. El impacto de Gary en su colchón de cartones fue tremendo. Gary Connery tardó casi 30 segundos en salir de entre las cajas, después de aterrizar. El “hombre pájaro” inglés lograría, con este vuelo, lo que durante miles de años una saga de saltadores de torres no pudo conseguir lanzándose desde murallas, campanarios, minaretes, acantilados o cimas montañosas. El éxito fue posible gracias al valor del piloto, a la tecnología de los materiales de su traje aéreo y al entrenamiento. Parece que durante el siglo XXI los “hombres pájaro” van a proliferar. Ya hay un listado de records, de altura, de velocidad, de distancia recorrida, que crece cada año. Durante mucho tiempo los científicos han debatido sobre el proceso que siguieron los vertebrados- murciélagos, pájaros y los desaparecidos pterosaurios- para aprender a volar. La teoría arbórea, postula que el vuelo lo desarrollarían especies que acostumbraban a subir a los árboles y escalaban paredes rocosas. Esos animales aprenderían a lanzarse desde las alturas y planear hasta el suelo, en un principio, para luego desarrollar la capacidad de propulsión batiendo las alas. La segunda teoría, parte del supuesto de que el vuelo lo aprendieron animales que corrían tras insectos voladores y daban saltos para apresarlos. Si observamos lo que está haciendo el hombre, nos inclinaríamos por la primera de las dos teorías. El hombre es un animal pesado, como los pterosaurios más grandes, y ha empezado por encaramarse a algún lugar para iniciarse en el vuelo dando un salto. Durante unos cuantos miles de años estos saltos terminaron casi siempre con alguna desgracia. A falta de un cuerpo hecho para volar, el método natural consiste en es esperar millones de años para que se produzca una mutación, pero nosotros somos animales impacientes y además tenemos la costumbre de vestirnos. Nos vestimos para protegernos del frío, evitar la radiación solar o la lluvia y resultar más atractivos; pero, también podemos vestirnos para bucear, nadar e incluso para volar. Así que ponerse un traje que emule las formas del cuerpo de los animales pesados que vuelan no es una mala idea. Hasta ahora, la única forma de saltar al vacío y llegar sano a tierra era mediante la utilización de artefactos como el paracaídas, el parapente o las alas delta. El paracaídas es un invento que viene de la época de Leonardo y su diseño ha evolucionado mucho. En un principio, el paracaídas se limitaba a ofrecer resistencia y caía verticalmente. La superficie se ajustaba en función del peso y se procuraba que la velocidad de caída fuera de unos 3 a 5 metros por segundo, algo equivalente a la que se alcanza en una caída libre de 3 metros aproximadamente; un impacto que las piernas de una persona sana pueden soportar sin ningún problema. Con el tiempo, los paracaídas empezaron a construirse siguiendo los principios de las alas de los aviones, con lo que se pretendía que en vez de descender verticalmente, planearan, tuvieran una componente de velocidad horizontal. De este modo se puede ajustar la velocidad vertical y en la última fase de la caída reducirla tanto como se quiera, con lo que el paracaidista aterriza como un aeroplano, sin impactar contra el suelo. El parapente, es un ala volante rectangular, que se pliega igual que los paracaídas y permite efectuar planeos más largos. Empezaron a utilizarla los montañeros para evitarse los aburridos descensos; la ventaja es que ocupa poco espacio y es muy ligero de transportar. Por último, el ala delta es un planeador, con estructura rígida y tela, que utilizó por primera vez, de forma práctica, Otto Lilienthal en 1891 y en la década de los setenta del pasado siglo tuvo un gran auge. Con cualquiera de estos tres aparatos, paracaídas, parapentes o alas delta, los hombres del siglo XX han aprendido a controlar con seguridad un descenso aéreo. La velocidad del movimiento en cualquiera de estos artefactos es proporcional a la raíz cuadrada de la superficie del dispositivo. En un parapente puede oscilar entre los 24 y los 50 kilómetros hora con una tasa de descenso del orden de 10 a 1, es decir, por cada diez metros de avance se pierde uno de altura. Los trajes aéreos cambian radicalmente el panorama del vuelo que no se parece en nada al que se hace con paracaídas, parapentes y planeadores de uso personal. Un traje aéreo tiene una superficie alar que para una persona que pese entre 80 y 90 kilogramos no excede de 1,5 metros cuadrados. Eso quiere decir que en un traje aéreo la carga alar es de 50-60 kilogramos por metro cuadrado; lo cual es diez o más veces superior a la de un ala delta o un parapente. Una carga alar alta siempre exige velocidades elevadas para mantener el vuelo. Haciendo números relativamente simples puede concluirse que con un traje aéreo los planeos más largos se harían con tasas de descenso de 2-2,5 (metros recorridos en horizontal por cada metro que desciende el aparato) a una velocidad de 130 kilómetros por hora. Con este tipo de dispositivo es muy difícil efectuar aterrizajes con una velocidad vertical que pueda soportar una persona; por eso, el vuelo de Gary Connery del año pasado puede considerarse como una auténtica proeza y por lo general los trajes aéreos se suelen utilizar durante la primera fase del vuelo y para el aterrizaje se emplean paracaídas. Ya existen hombres pájaro experimentando sistemas de propulsión para volar sin perder altura; el siguiente paso será despegar desde el suelo con un traje aéreo. Los modernos paracaídas y parapentes hacen posible el entrenamiento en todas estas nuevas técnicas con un riesgo elevado, pero aceptable para muchos de estos innovadores. A lo largo de este siglo veremos progresar esta técnica incipiente y casi impensable hace muy poco tiempo. La cuestión es que si dejamos pasar los años es posible que aumente el tamaño de nuestra cabeza y disminuya el de nuestro cuerpo, quizá se nos alarguen bastante los brazos y nos crezcan membranas como a los murciélagos, seamos capaces de doblar el peso, antes de un vuelo largo, con una ingesta rica en nutrientes combustibles y así podríamos viajar por todo el planeta, aunque más despacio, como los pterosaurios, o quizá no. Hay gente que no quiere esperar tanto y por eso hemos aprendido ya a saltar desde lugares elevados, con ayuda, pero sin rompernos la crisma, antes de mutar.

Redbull desafia a la gravedad




El austriaco Felix Baumgartner consiguió realizar este domingo un salto sin precedentes desde el borde del espacio, a una altura de los 39 kilómetros (39.045 metros), durante el cual también logró alcanzar una velocidad máxima de 1.342 kilómetros por hora y romper con la barrera del sonido.
Tras el descenso, en el estado de Nuevo México (Estados Unidos), Baumgartner sostuvo una conversación con periodistas en la que señaló que estuvo muy cerca de abortar el salto, debido a que el visor de su casco se congeló. También dijo que debió luchar para controlar los giros, antes de abrir el paracaídas.


"Durante unos segundos pensé que iba a perder el sentido", afirmó el deportista de 43 años. "Ha sido muy difícil. Estás deshidratado, estás cansado. Ahí arriba es un mundo distinto, el cuerpo reacciona de forma diferente", declaró.
La hazaña -que comenzó a planearse hacer siete años- fue transmitida en vivo por televisión gracias a las cámaras de video que fueron instaladas en la cápsula en la que viajó hasta alcanzar la altura requerida, con la ayuda de un enorme globo de helio. Fue posible ver a Baumgartner abriendo la compuerta, justo antes de saltar.
Luego hubo un período de incertidumbre. Las imágenes de la caída libre solo fueron transmitidas minutos después, cuando se tuvo la certeza de que el récord se había conseguido. Solo los últimos mil metros fueron con paracaídas.
Baumgartner logró controlar el descenso sin perder la consciencia o sufrir una hemorragia cerebral en casos de girar de forma descontrolada.

Los riesgos

El viaje de Baumgartner tomó 10 minutos, de los cuales duró casi la mitad en caída libre.
Nadie ha llegado tan alto en un globo ni había intentado hacer un salto desde semejante altura.

El récord anterior era del coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Joe Kittinger, quien logró un salto de 31,3 kilómetros en 1960.
Hay inmensos riesgos involucrados en la proeza del austriaco. En donde estuvo, la presión del aire es 2% menor de lo que es a nivel del mar, lo que hace imposible respirar sin un suministro de oxígeno.
Las otras personas que habían intentado romper los registros existentes para la caída libre más alta, más rápida y más larga perdieron sus vidas en el intento.
Felix Baumgartner
Las imágenes de la caída libre solo fueron transmitidas minutos después.

Los ingenieros hicieron todo lo posible para contener los riesgos. Contruyeron, entre otras cosas, una cápsula especial a presión una para llevar al austriaco a la estratósfera con la ayuda de un globo de helio.
Baumgartner usó un traje a presión de nueva generación, una evolución de la ropa protectora naranja usada por los astronautas en los lanzamientos de cohetes.
Aunque el salto puede parecer un truco más de Baumgartner, famoso por haber saltado desde las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, su equipo insistió en subrayar la relevancia científica del salto.

Marcas oficiales

Baumgartner tenía la esperanza de haber roto la barrera del sonido durante su descenso. Un par de horas después de su proeza, se confirmó que en efecto lo había logrado.
Felix Baumgartner
Solo los últimos mil metros fueron con paracaídas.

El deportista extremo fue trasladado por el equipo de recuperación al centro de control de la misión establecido en aeropuerto el Roswell, en Nuevo México.
Es posible que también haya logrado el récord de "subir en un globo tripulado al punto más alejado de la tierra". Sin embargo, ninguna de las nuevas marcas impuestas por Baumgartner se podrá clasificar como "oficial" hasta que sean aprobadas por la Federación Aeronáutica Internacional (FAI).
El representante de la FAI en Roswell analizará los datos grabados por un GPS instalado en el pecho del austriaco.
Traje y casco

¿Cual es la gravedad de los planetas y la luna?





La gravedad de la Tierra es de 9.78

y la de la Luna, de 1.62

Mercurio: 2.78 m/s²

Venus: 8.87 m/s²

Tierra: 9. 78 m/s²

Luna: 1.62 m/s²

Marte: 3.72 m/s²

Jupiter: 22.88 m/s²

Saturno: 9.05 m/s²

Urano: 7.77 m/s²

Neptuno: 11 m/s²

Plutón: 0.4 m/s²

Claro que se estandariza 9.81 m/s² para la Tierra, pero depende

 de la altura sobre el nivel del mar. Los valores dado corresponden

 a la gravedad superficial en el ecuador de cada planeta. 

La gravedad


La gravedad es una de las cuatro interacciones fundamentales. Origina la aceleración que experimenta un cuerpo físico en las cercanías de un objeto astronómico. También se denomina interacción gravitatoria o gravitación. Por efecto de la gravedad tenemos la sensación de peso. Si estamos situados en las proximidades de un planeta, experimentamos una aceleración dirigida hacia la zona central de dicho planeta —si no estamos sometidos al efecto de otras fuerzas. En la superficie de la Tierra, la aceleración originada por la gravedad es 9,81 m/s2, aproximadamente. Albert Einstein demostró que: «Dicha fuerza es una ilusión, un efecto de la geometría del espacio-tiempo. La Tierra deforma el espacio-tiempo de nuestro entorno, de manera que el propio espacio nos empuja hacia el suelo».1 Aunque puede representarse como un campo tensorial de fuerzas ficticias. La gravedad posee características atractivas, mientras que la denominada energía oscura tendría características de fuerza gravitacional repulsiva, causando la acelerada expansión del universo.

jueves, 18 de abril de 2013

Luis Moreno Martínez





Químico y divulgador científico. Administrador del blog El cuaderno de Calpurnia Tate. Futuro investigador y proyecto de profesor de Física y Química. Viajero. Amante de la Ciencia, la música, la historia, la literatura, el teatro y Madrid.
Tiene un blog que esta en este link http://elcuadernodecalpurniatate.blogspot.com.es/

Álvaro Martínez del Pozo


Álvaro Martínez del Pozo es catedrático de Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado distintas estancias posdoctorales en The Rockefeller University de Nueva York, Northeastern University de Boston y la Universidad de Kyoto. Su especialidad es el estudio y caracterización de proteínas tóxicas capaces de interaccionar con membranas. Esta investigación se aborda desde una perspectiva multidisciplinar con el fin de comprender su mecanismo de acción y poder usarlas en nuestro beneficio.

Oscar Menendez


Periodista, divulgador

ELOY GARCÍA CALVO


Doctorado en Química Industrial por la Universidad Complutense de Madrid, Eloy García
Calvo ha formado parte de varios paneles de instituciones internacionales y ha sido Gestor del Programa de I+D en Medio Ambiente dentro del Plan Nacional de I+D. En el ámbito universitario, ha desempeñado el cargo de Vicerrector de Investigación en la
Universidad de Alcalá, donde actualmente es Catedrático de Ingeniería Química. Director
del programa IMDEA-Agua de la Comunidad de Madrid, los recursos hídricos, su aprovechamiento y reutilización conforman sus principales líneas de investigación.

Miguel Ángel Sabadell


Es doctor en fisica teorica y trabaja en la revista Muy Interesante

miércoles, 17 de abril de 2013

José Luís Viejo


José  Luís Viejo es Catedrático de Zoología en Universidad Autonoma de Madrid

D. JUAN SCALITER

D. JUAN SCALITER

PERIODISTA CIENTÍFICO DE LA REVISTA QUO

AUTOR DEL LIBRO "LA CIENCIA DE LOS SUPERHEROES"